No conozco a nadie que haya sido promovido por una crisis que no sucedio!
Tu equipo asimila sin problemas la marcha de un ingeniero sénior gracias a la distribución del conocimiento. Tu código base recibe con agrado un cambio de funcionalidad complejo gracias a la gestión continua de la deuda técnica. Tus estimaciones resisten el análisis porque el equipo aprendió a planificar bien.
Son victorias. Pero son invisibles. Ningún stakeholder pregunta: “¿Por qué no hemos tenido una crisis este trimestre?”.
Esto es el problema de los programas de mejora, evitan problemas que habrían sido visibles, dolorosos y costosos. Pero la prevención en sí misma es silenciosa. Y en la competencia por la atención y el presupuesto, el silencio pierde ante la promesa de una transformación radical.
Una breve perspectiva histórica sobre por qué la mejora siempre fracasa
En la era de los procesos, los programas de mejora se vieron relegados por las cambiantes prioridades empresariales. «Necesitamos centrarnos en la expansión al nuevo mercado, no en el trabajo de procesos internos». De acuerdo, los mercados importan. Pero la deuda técnica se acumuló, el conocimiento permaneció aislado y el equipo nunca aprendió a realizar estimaciones fiables.
En la era de las herramientas, la mejora continua se ve eclipsada por las brillantes promesas de la IA. «Esta herramienta multiplicará por diez nuestra productividad». Quizás sea cierto. Pero si tu equipo no sabe usarla estratégicamente, si tu proceso no define cuándo aplicarla, si la cultura organizacional no fomenta la disciplina de hacer las cosas bien, la herramienta se convierte en un costoso software inservible.
La mejora es un proceso a largo plazo. Requiere atención constante, compromiso organizacional y la paciencia necesaria para observar los efectos acumulativos a lo largo de los trimestres, no de las semanas. Las herramientas prometen una transformación inmediata. Los cambios de rumbo en el negocio exigen una respuesta inmediata. La mejora se ve relegada una y otra vez.
Y aquí radica el problema más profundo: incluso cuando inviertes en mejoras, no puedes fácilmentedemostrar su valor.
¿Cuál es el retorno de la inversión en la mejora de procesos de software?
En la fabricación, la mejora se puede medir con claridad. Antes del cambio, producíamos 100 unidades por hora con una calidad del 95%. Después de la mejora, producimos 120 unidades por hora con una calidad del 98 %. La fórmula del retorno de la inversión (ROI) es: (Mejora – Coste) / Coste. Los números hablan por sí solos.
En el desarrollo de software, nuestras unidades de medida son difusas. Podemos aplicar el mismo principio a los puntos de historia. Tu equipo entrega 30 puntos por sprint. Tras un programa de mejora, el equipo entrega 40 puntos por sprint. El retorno de la inversión es mayor que 1, ¿verdad?
No, si los puntos de historia no son estables. Si tu equipo equipara los puntos de historia con el esfuerzo en lugar de la complejidad, la unidad fluctúa. Una historia de 5 puntos este trimestre podría ser una historia de 3 puntos el próximo trimestre, no porque el trabajo haya cambiado, sino porque la comprensión del equipo se ha modificado.
Por eso los programas de mejora tienen dificultades para obtener financiación, mientras que la compra de herramientas se aprueba sin problemas. Las herramientas cuentan con estudios de caso de los proveedores, promesas de beneficios cuantificables y la apariencia de una inversión concreta.
La única estrategia ganadora: el pensamiento sistémico
No se puede ganar ignorando las herramientas. La era de las herramientas es una realidad, y las capacidades de la IA son realmente transformadoras. Tampoco se puede ganar persiguiendo todas las herramientas novedosas mientras se descuidan los fundamentos.
La estrategia ganadora es sistémica: alinear Personas, Procesos y Herramientas con tus objetivos, y evolucionar los tres sin descanso.
Personas: Necesita desarrollar capacidades. No solo habilidad técnica, sino la disciplina para realizar buenas estimaciones, el criterio para saber cuándo una herramienta ayuda y cuándo distrae, y las habilidades de comunicación para negociar la realidad con las partes interesadas. Las herramientas de IA no enseñan esto. Los programas de capacitación sí. El coaching sí. Las culturas de aprendizaje continuo sí.
Proceso: Proporciona contexto donde las personas realisan sus actividades. ¿Cuándo usamos la programación en parejas? ¿Cuándo usamos la generación de código mediante IA? ¿Cuándo nos detenemos y refactorizamos? Sin un proceso definido, las herramientas se usan mal. Con un proceso rígido, no se pueden aprovechar al máximo. El proceso debe evolucionar a medida que crecen las herramientas y las capacidades de las personas.
Herramientas: Su rol es potenciar las capacidades. Para esto es necesario saber cómo usarlas y el proceso define cuándo utilizarlas. Si se le da una herramienta potente a un equipo sin formación y con procesos deficientes, lo único que se consigue es agravar su problema.
Cuando estos tres elementos se alinean, se obtiene una ventaja competitiva. Un equipo bien capacitado, con procesos bien definidos y las herramientas adecuadas, trabaja con mayor rapidez, se adapta mejor y produce un trabajo de mayor calidad. Cuando no están alineados, se obtienen productos costosos que no se utilizan, personal frustrado y los mismos problemas de siempre con otro nombre.
Esta alineación no se logra de una sola vez. Requiere atención constante. Su personal necesita desarrollo continuo. Sus procesos necesitan revisión y ajuste periódicos. Sus herramientas necesitan evaluación en función de los resultados reales. Y los tres aspectos necesitan políticas organizacionales y programas de capacitación que fomenten hacer las cosas bien, no solo hacerlas rápido.
El juego a largo plazo
Reconocemos las mejoras invisibles por sus efectos: equipos que asimilan las bajas sin pánico, bases de código que aceptan el cambio, estimaciones que generan confianza, organizaciones que se adaptan sin caos. Estas capacidades se acumulan y se erosionan rápidamente cuando cesa la inversión.
La mejora continua no es glamurosa. No te generará una ovación. Pero hace posible todo lo demás. La herramienta de IA que te compraste funciona mejor cuando tu equipo sabe integrarla con criterio. La hoja de ruta se vuelve alcanzable cuando tus procesos generan previsibilidad. La retención de talento mejora cuando las personas trabajan en sistemas que fomentan la excelencia.
El patrón se repite a lo largo de las épocas: la mejora continua siempre sucumbe ante lo urgente y lo visible. Pero la estrategia ganadora no ha cambiado. Piensa de forma sistémica. Desarrolla las capacidades de tu equipo. Optimiza tus procesos. Utiliza las herramientas estratégicamente. Respalda estos tres aspectos con el compromiso de la organización. ¡Hazlo sin descanso, trimestre tras trimestre!
Si bien los principios aquí expuestos son sencillos, su implementación efectiva suele requerir una comprensión profunda del contexto único de su organización. Ahí radica la diferencia del coaching basado en evidencia, que le permite visualizar el sistema, identificar puntos de influencia y lograr una alineación sostenible entre personas, procesos y herramientas. Exploremos cómo el coaching personalizado puede ayudarle a desarrollar las capacidades invisibles que previenen crisis y crean una ventaja competitiva duradera. Contáctenos hoy mismo y desarrollemos juntos tu programa de mejora.
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